miércoles, 29 de septiembre de 2010

La vida sigue y… ¿Yo?


Buenas noches queridos amigos anticucheros; como siempre, “mil disculpas” para los que siempre quieren que postee algo (un par de gatos) y “jojolete” para los que odian que escriba y exprese todo lo que vivo y siento. Hoy, enfermo en mi cama, haciendo mi chamba (ya que me traje la lap del trabajo) decidí dar un stop a mis actividades y escribir, ya que sentí un pequeño deseo de expresarme. No sé si será la musa que se me presenta en estos momentos o la canción que suena en mi itunes, la que me dice “escribe”, o simplemente sea que ya me llego al miembro seguir chambeando y quería hacer algo diferente, sea lo que sea…aquí voy.

Hoy que me siento mal del estomago, me duele pero no tanto como a veces puede doler el corazón, y es que el destino te juega pasadas que muchas veces uno no llega a comprender, por más que quisiera. Hoy, después de tanto tiempo, siento como si no hubiese pasado ni un solo día, es tan complicado tratar de analizar mi situación, cuando salgo de una relación donde la pase tan bien en su momento, aunque que si me pongo a pensar seriamente, nunca me llenaba porque de repente no era el amor que yo tanto anhelaba. Es como si todo ese tiempo (desde enero) hubiese solo metido mi corazón a una de esas máquinas de criogenia (de ficción), donde suspenden la vida durante cierto tiempo y cuando salen las personas es como si no hubiese pasado ni un segundo y todo sigue como si nada, así siento que está la llama de mi corazón.

Cuando terminé mi relación, como es común en mí, opte por el alejamiento y empecé a frecuentar otras chicas, empecé a revivir mi tan ansiada soltería y es más, en estos momentos (aunque seguramente no importe) llevo una especie de relación “open mind” con una amiga muy buena y querida, salimos y disfrutamos el momento, pero nada más… Pero, si soy sincero nada de esto me llena, me puede gustar en el momento salir, conversar con amigas, un beso o incluso una noche de horas incansables de arduo y delicioso sexo, todo eso llena el momento, anula mis sentidos y logra distraer mi mente para no pensar en ella… luego vuelvo a la realidad, toco piso y me doy cuenta que no está, y que no está ya hace mucho tiempo… y que probablemente, la perdí… para siempre.

A las semanas de haber terminado mi relación sentí una especie de sana nostalgia de saber cómo se encontraba la persona que tanto amé y que (pensé) había borrado completamente de mi vida, así como borré sus fotos de mi PC y elimine conexiones con ella de toda red social y medio de comunicación. Para ello, empecé a quemar casi todas mis neuronas buscando la manera de tener un pequeño acercamiento, pese a que había transcurrido tanto tiempo, y no encontré mejor manera que escribirle un mail… un mail que pensé tanto antes de escribir (qué decir y qué no), pero que apenas puse “redactar”, fluyeron todas las palabras como si salieran directamente de mi corazón… diciendo tantas cosas que guardaba en algún recóndito lugar de este músculo de vida y no ocultando mi ansioso deseo de retomar esa amistad que tanta alegría me dio en su momento. Probablemente el correo le habrá caído como un baldazo de agua fría, debido a ciertas cosas que contenía que incluso me hicieron pensar que podría responderme de mala forma… “diciendo que el tren de nuestra amistad ya salió hace mucho tiempo” o peor aún, nunca responder… dejando mi mail en su bandeja como algún objeto no deseado de un cajón que no se suele abrir… pero no fue así…

Tomó mucho tiempo, incluso creo que fueron semanas hasta el momento que tuve su respuesta (en mi corazón y mi mente fue como si hubiesen sido años de un crudo invierno post-nuclear), pero al fin y al cabo llegó… probablemente la intensidad del correo no fue la que yo interpreté, ya que este era un correo simple y sobrio, diciendo que le alegraba saber de mi y que sería bonito volver a ser amigos, pero para mí el simple hecho de haya escrito diciendo que de alguna extraña forma se acordaba de mi… me fascinaba totalmente, volví a sentir todos los latidos profusos que solía tener cuando pensaba en ella, las mariposas que pensé habían muerto secas en mi estomago empezaron a aletear y revolotear creando huracanes dentro…

El tiempo ha pasado desde ese correo y sigo sin verla, de un mensaje de texto o una timbrada no pasa nuestra comunicación, la volví a agregar al MSN y de vez en cuando intercambiamos palabras, pero no hemos vuelto a hablar… no he escuchado su chillona voz de niña engreída que tanto me encantaba y me hacia soñar por las noches. Probablemente esta historia terminó hace rato y solo soy un tonto que tiene guardada una ilusión que nunca se va a dar… no importa, por ahora soy feliz con una simple timbrada suya y con el sueño de que algún día vuelva a ser mía. Y si no fuese así, me bastara con ser su amigo y guardar mi amor olvidado en secreto hasta que algún día muera... o al menos eso quiero creer.